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“La existencia de estos medios de comunicación alternativos ha hecho posible que las comunidades y organizaciones reconozcan mejor sus derechos”
Entrevista a Carlos E. Flores (*)
MC

Carlos E. Flores
Responsable de la Producción Informativa de la Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica (ALER)

MEMORIA CIUDADANA (MC): ¿Los medios de comunicación tradicionales de nuestro país le están dando la voz a todos los sectores de la sociedad?
Carlos Flores (CF): Difícil y limitadamente. Y en medio de esos dos obstáculos se tiende a estigmatizar a quienes piensan diferente. Si bien un medio de comunicación es un actor social - y como actor opina e informa - generar estereotipos a quien piensa diferente preocupa. Veo como algunos periodistas de señal de televisión satanizan a quienes tienen una tendencia más progresista. Los adjetivos abundan y el debate queda reducido. De esta manera se generan imaginarios que producen polarización: los de derecha, los de izquierda. El mundo bipolar ya no existe. Lo que existe es un avance ideológico orientado a enfatizar a la persona y sus derechos, al margen de las tendencias políticas partidarias. En ese sentido, algunos medios de comunicación continúan en un discurso mediático bipolar, estigmatizando, sin debate. Se limitan los espacios a los diversos actores sociales, o en otros casos, se permite mayor presencia de aquellos que tienen afinidad con el medio o que puedan responder a sus fines. No olvidemos que una Asamblea Constituyente resulta ser la ocasión perfecta para el debate nacional sobre el modelo político, social y económico que se quiere alcanzar. El gran escenario deberían ser los medios de comunicación, abriendo los espacios reflexivos a todos los actores sociales.

MC: ¿Consideras que los medios de comunicación tradicionales subestiman la labor y la incidencia de los medios alternativos?
CF: No creo que los subestimen, pero los invisibilizan. Es decir, saben de su existencia y la fuerza que tienen, pero prefieren no mirarlas. Si los subestimaran no estarían tan preocupados por la distribución de frecuencias. Los grandes medios saben que esa distribución implica romper el monopolio mediático dando lugar en el espacio radioeléctrico a las radios populares (de los barrios, comunidades, organizaciones sociales, etc). Por eso sostengo que no los subestiman, sino que prefieren invisibilizarlos. Me atrevo a sostener que la existencia de estos medios de comunicación alternativos ha hecho posible que las comunidades y organizaciones reconozcan mejor sus derechos y se estimulen para fomentar espacios de participación ciudadana. Ese es su real poder. Hay un trabajo visibilizado no solo en amplias bibliografías referidas a la comunicación sino en experiencias vivas fomentadas por esas radios. No es extraño que muchas emisoras hayan impulsado y fortalecido organizaciones sociales para que trabajen en la promoción de sus derechos. Otros medios alternativos trabajan con niños y niñas, jóvenes y mujeres en temas como género, medio ambiente, vigilancia ciudadana de medios de comunicación, participación ciudadana, etc. Y este trabajo de acercamiento a las comunidades no lo desempeñan los medios tradicionales. La mayoría opta por enfatizar discursos carentes de una mirada social y ausente de derechos; cuando esto se produce la población en su conjunto reacciona, opina, y en buena cuenta se debe al trabajo de los medios alternativos. Hay un contrapeso mediático, tanto de los llamados tradicionales como de los alternativos: los medios tradicionales invisibilizan el trabajo de los medios alternativos mientras que los medios alternativos empoderan a la ciudadanía sobre sus derechos. En este proceso, las audiencias han optado por una actitud más crítica ante las informaciones generadas por los medios tradicionales.

MC: El rol de las Radio Fe y Alegría de Caracas y Maracaibo, durante el golpe de Estado que le hicieran la oposición y los medios de comunicación al Presidente Hugo Chávez, en el 2002, ¿da cuenta de la influencia de los medios alternativos en los procesos sociales? Si fuera el caso, ¿cuánto pueden los medios alternativos incidir?
CF: Pongámosle atención a la frase que has dicho: “golpe de estado”. Fíjate que muchos medios de comunicación optaron por no referirse a un golpe de estado. Cuando a todas luces se trató de eso. Es más, si nos damos cuenta, en Venezuela solo los medios alternativos recuerdan el golpe de estado que sufrió Hugo Chávez, que resulto ser, además, un atentado a la estabilidad democrática del país. Pero curiosamente los llamados medios tradicionales no lo mencionan, no lo refieren. Quizás para ellos no pasó nada. Claro, Hugo Chávez hace un uso político de la fecha para recordar “la derrota” de lo que él llama la derecha. Ciertamente el estilo de Chávez genera hondas críticas, pero al margen de la forma lo que nos dicen los hechos es que se trató de un golpe de estado. Ahora, el nivel de incidencia de los medios alternativos es fuerte, y determinante en algunos sucesos. Casi como el que tienen los llamados medios tradicionales. La gran diferencia es el enfoque comunicacional que tienen los medios alternativos que es muy distante y abiertamente diferente que el de los otros. Ahora, para ver el caso del golpe de estado a Hugo Chávez, en el 2002, yo prefiero que ustedes puedan leer el libro “Golpe de Radio” escrito por José Ignacio López Vigil y producido por la Red Nacional de Radios Fe y Alegría (antes IRFA) y ALER (www.aler.org).

MC: Los medios de comunicación tradicionales impulsan una campaña para satanizar los artículos que discute la Asamblea sobre comunicación, para muchos son atentatorios a la libertad de expresión. ¿Cuál es tu lectura al respecto?
CF: Los derechos a la comunicación implican garantizar la libertad de expresión de los ciudadanos y ciudadanas por sobre todo. Y cuando existen críticas fuertes contra los derechos de la comunicación argumentando atentar contra la libertad de expresión, entonces se busca proteger más al sector mediático dominante, no del ciudadano. La Libertad de expresión se debe entender como el trato equitativo entre quienes ejercen la función en un medio de comunicación y el que consume los contenidos de ese medio. En buena cuenta, los derechos a la comunicación establecen plataformas de participación ciudadana. Se desdibuja la estructura tradicional donde los medios solo argumentaban para sí libertad de expresión. De darse el derecho a la comunicación significa que el/la ciudadano/a dirá “yo también tengo libertad de expresión”, esa sola frase, le otorga la oportunidad de participar en un proceso antes ajeno. Por otra parte, creo que el debate se ha centrado más en el uso de las frecuencias. Y esa preocupación nos la trasladaron los llamados medios tradicionales. La pusieron en agenda porque saben que una redistribución de frecuencias significa no solo inestabilidad en sus intereses económicos, sino una mayor supervisión de la ciudadanía ante los programas que producen. El tema de los derechos a la comunicación va más allá de la administración de un recurso limitado, importante sí, pero que implica ciertos mecanismos de participación como el de las auditorías o veedurías ciudadanas. Ahora, en aras de la libertad de expresión muchos medios tradicionales transmitieron programas atentatorios a la dignidad de las personas. Por eso, insisto, ahora la libertad de expresión, en el marco de los derechos a la comunicación, puede ser un diálogo horizontal donde los dos actores se respeten: los que están en los medios y las audiencias.

MC: ¿Qué debería hacer la Asamblea para potenciar el desarrollo de los medios comunitarios y profundizar la responsabilidad social y la honestidad dentro de los medios?
CF: Creo que la idea no es que se busque potenciar a los medios alternativos. Si la Asamblea hiciera eso entonces se cometería el mismo error que se ha hecho al favorecer a los medios tradicionales. Se trata de buscar una distribución equitativa de la presencia de medios de comunicación; de mayores mecanismos de transparencia que permitan el acceso de frecuencias; de fomentar procesos de participación ciudadana en los medios de comunicación. Ahora, toca ahondar y estimular un trabajo al interior de los medios para fortalecer herramientas como los códigos de ética. Esta es una herramienta de regulación que ayudaría a impulsar la responsabilidad social de los medios.

MC: ¿Qué está haciendo ALER para incidir en las políticas sociales de América Latina?
CF: Hay un trabajo muy intenso en los procesos de democratización de las comunicaciones, mirándolo como un derecho y un bien público. Tenemos una Red de Políticas Públicas que busca mecanismos de incidencia en políticas de acceso, regulación y uso de medios, transparencia y gobernabilidad. A través de esta Red se ha participado en la Segunda Conferencia Ministerial sobre Sociedad de la Información en América Latina y El Caribe celebrada en El Salvador. En ese escenario, ALER ha realizado propuestas como potenciar Centros de Comunicación, Telecentros, Estaciones de Radio y televisión basadas en comunidades, con el uso además de nuevas tecnologías. Ahora, por ejemplo, se está impulsando en Argentina, a través del Foro Argentino de Radios Comunitarias (FARCO) la promoción de una Nueva Ley de Radio Democrática. FARCO es la Coordinadora Nacional de Radio Argentina y aliada de ALER. Con diversas organizaciones sociales han formado la Coalición por una Radiodifusión Democrática donde han presentado 21 puntos básicos por el derecho a la comunicación. Con esta propuesta ciudadana se busca reemplazar la ley vigente que proviene de la dictadura argentina de Rafael Videla.  Solo para citar algunos ejemplos del trabajo de ALER en el tema.


(*) Responsable de la Producción Informativa de la Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica ALER

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