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Sobre los artículos trabajados en la mesa 1: Derechos fundamentales y garantías constitucionales
De la asambleísta Aminta Buenaño al presidente Rafael Correa:

Yo realmente estoy asombrada de que se hable y se le haga reparos de parte de grupos interesados a lo que ha escrito la Mesa 1 acerca del “Derecho a la vida. La inviolabilidad de la vida. No hay pena de muerte”.

Es exactamente tal como estaba en la Constitución del 98, cuando fue escrita, quizá porque fue hecha por una élite no se dijo nada, por un grupo privilegiado, no se dijo nada. La Iglesia no dijo nada, los grupos fundamentalista hicieron mutis, callaron. Ahora se pretende hacerle muchos reparos al texto idéntico, calcado del anterior, evidentemente y con toda la intencionalidad de desprestigiar a la Asamblea y sobre todo comenzar una agresiva campaña por el NO. No le encuentro otro sentido, porque cambiarlo y retroceder sería atentar contra los derechos humanos de millones de mujeres.

Ahora los derechos sexuales y los reproductivos es un derecho inalienable y de sentido común que todos/as tenemos, es decir, derecho a tomar decisiones libres, informadas y responsables sobre nuestra sexualidad y el respeto a la orientación sexual que cada ciudadano tiene y esto significa tolerancia, respeto y un convivir armónico dentro de la sociedad.

¿Y desde cuándo las mujeres y los hombres no tenemos derecho a tomar decisiones sobre nuestra salud y decidir cuántos hijos queremos tener? Esto lo hace cualquier pareja responsable, yo por ejemplo decidí tener un solo hijo, mi madre decidió tener cinco y todos cuando somos responsables planificamos nuestra vida y la cantidad de hijos que queremos tener de acuerdo a nuestras posibilidades y condiciones económicas, porque el primer derecho de todo ser humano es el derecho a tener una vida digna y de calidad.

Por lo tanto señor Presidente, pueblo ecuatoriano, ciudadanos y ciudadanas, el derecho a la vida estará, tal como está, en la Constitución del 98, respetando el derecho a la vida con las excepciones de ley que ya están en el código penal.

Señor Presidente yo quiero ponderar un artículo que me parece sumamente importante, que está en el literal segundo del artículo segundo.

El derecho a “Tener una vida libre de violencia en el ámbito público y privado. El Estado adoptará las medidas necesarias para prevenir, eliminar y sancionar toda forma de violencia contra las mujeres, niños, niñas y adolescentes, personas adultas mayores, personas con discapacidad y contra toda persona en situación de desventaja o vulnerabilidad; la violencia sexual, incluyendo la esclavitud, la explotaciòn sexual y cualquier otra forma de expresión que atente contra los derechos humanos”

Regularmente en la vida cotidiana, conocemos por la prensa o por el trabajo de las relaciones sobre maltratos, humillaciones, crímenes ‘pasionales’ y violaciones que sufren una cantidad inquietante de mujeres. Para algunas, y esto lo conocen muchas mujeres, “el hogar, dulce hogar”, “el nidito de amor” se ha convertido por efecto de injustas relaciones intrafamiliares en “nido de horror” y el hogar en donde idealmente debería reinar la paz, ha devenido en guerra civil saturada de situaciones violentas que afectan de manera profunda y dolorosa la humanidad de todos sus miembros.

Es el fantasma de la violencia doméstica, fantasma que se instala en el corazón de la familia provocando rupturas, incomunicación, terror. Fantasma porque todavía es invisible aún cuando se pueda denunciar, porque las mismas mujeres por vergüenza, costumbre o por la idea de que “los trapos sucios se lavan en casa” prefieren ocultar. El derecho a tener una vida libre de violencia en el ámbito público y privado no lo viven muchísimas mujeres, por eso creo que es sumamente importante que el Estado adopte todas las medidas necesarias para prevenir, eliminar y sancionar toda forma de violencia, porque La violencia en las relaciones intrafamiliares la sufren las mujeres y los niños, que son los sectores más desvalidos de una sociedad que se fundamenta en una densa ideología patriarcal. Estos pensamientos están sustentados en mitos y mentiras que actúan como verdades no aceptadas por unos públicamente, pero invariablemente creídas en su fuero interno por muchos, manejado indiscriminadamente por el imaginario colectivo.

Aún entrado ya el siglo XXI se escuchan estas tristes máximas que vienen a formar un glosario de las supuestas limitaciones femeninas y que son el fundamento para todo tipo de atropello y violencia contra las mujeres:
“La mujer se realiza siendo madre”. “Una madre para cien hijos, padre para ninguno”. “La mujer no solo debe ser honesta, sino parecerlo”. “El hombre es de la calle, la mujer de su casa”. “La mujer es débil, el hombre fuerte”. “Hay profesiones que no son propias de mujeres”. “La mujer es sentimental y romántica”. “El hombre es cerebro, la mujer corazón”. “El hombre vale porque hace la plata”. “La mujer no rinde en el trabajo como el hombre”. “Las mujeres bonitas son tontas”. “En peleas de marido y mujer, nadie debe meterse”. Estas frases hacen que la mujer aún siga siendo considerada como un niño incapaz de decidir por ella misma, sobre su vida y sobre su cuerpo. Esto es inadmisible para el desarrollo y la equidad que las mujeres como seres humanos queremos.

Mantener cualquiera de estas ideas en lo profundo de nuestra alma es violentar ideológicamente a la mujer, es limitarla y subvalorarla. Son como los hilos invisibles que la sujetan y le recuerdan permanentemente su segunda categoría, su segundo sexo, como diría la escritora Simone de Beauvoire.
Por eso valoro, Señor Presidente, este literal, porque sé que esta va a ser una Constitución garantista, que no va a ser papel mojado como la del 98, divorciada de los intereses populares, sino que se va a cumplir y va a garantizar a las mujeres y los niños que, de verdad, esta vida dentro de la sociedad ecuatoriana sea una vida libre de violencias en especial en el ámbito privado que es donde mayoritariamente ocurre.

Mayores informes y comentarios:

http://asambleaconstituyente.gov.ec/blogs/aminta/2008/06/19/vida-libre-de-violencia/

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