Portada¿Quienes somos?Emisión de Radio¿Qué hemos realizado? El DocumentalVideosEntrevistasOpiniónNoticiasPropuestasForoVínculosContáctenosCorreo WebPortada
|
La campaña no sólo la hace el Presidente Correa
Por Mariela Tuárez V.
Memoria Ciudadana
En Ciudad Alfaro se trabaja contra reloj. Cerca de 200 artículos aún quedan por aprobarse en poco menos de dos meses. Tiempo que los asambleístas deberán distribuir no sólo para votar, sino también para seguir sesionando en las diez mesas de trabajo; recibir a los distintos sectores que diariamente continúan llegando hasta la sede de la Asamblea en Montecristi; debatir en el pleno y redactar y corregir la Constitución que deberá ser aprobada o no en referéndum.
Al mismo tiempo, en los medios de comunicación tradicionales del país se habla –convenientemente- de una “pérdida de popularidad” de la Asamblea. De tal modo que de realizarse por estos días el referéndum, el 37% de la población votaría por el sí, el 31% optaría por el no y habría un 30% de indecisos, según la encuestadora Cedatos-Gallup.
Dichas cifras sirven para reforzar reportajes tendenciosos como el presentado en el programa Desafío Democrático, de RTU el canal de las noticias, el pasado 10 de junio, en cuya locución la periodista afirmaba que los resultados de estos sondeos (realizados en siete ciudades del Ecuador) se deben a que “la canasta básica familiar es inalcanzable; los índices de desempleo y subempleo siguen creciendo y por la desconfianza en el sector financiero”. Discurso que fue elaborado por los mismos medios incluso antes de que iniciara la campaña para elegir a los 130 asambleístas.
E insiste y redunda, la reportera, en una falacia que cobra cierta fuerza: “la Asamblea no ha cubierto las expectativas del pueblo”. Y cobra fuerza en la medida en que no hay una campaña de difusión masiva, intensa y sostenida por parte de la Asamblea sobre los temas que se están discutiendo y sobre los que ya han sido aprobados. Las caravanas Todos a bordo y Al mal tiempo buena cara y los spots publicitarios, aunque acertados, no son suficientes.
Sin duda esta es la Asamblea más democrática de las veinte que se han instalado en el país, no sólo por las características del proceso electoral. Algo más de 60 mil ecuatorianos han llegado hasta Ciudad Alfaro para presentar más de mil 500 propuestas. Reconocer el agua como un derecho fundamental de todos y todas las y los ecuatorianos; hablar de un estado que reconoce y acepta la vida democrática que practican día a día todos los pueblos, nacionalidades y etnias, al tiempo que establece que ninguna religión tiene poder para intervenir en las decisiones políticas, económicas, sociales del país; o que reconoce los derechos de la naturaleza y que defiende la economía solidaria; es decir, las personas como principio y fin del sistema, son un gran avance para la sociedad ecuatoriana.
Y por ello es necesario que se produzca un flujo constante de información, contraria a la que llega de los “medios de comunicación idiotas, conducidos por idiotas para formar a idiotas”, como dice el cineasta argentino Fernando Pino Solanas, en su película documental, Memorias de Saqueo (que fue transmitida hace poco por la Televisión Pública, ectv).
Resulta indignante ver cómo los medios de comunicación tradicionales del país siguen repitiendo prácticas y discursos de siempre. Sustentan sus dichos en las falacias construidas por ellos mismos y que luego de repetirlas tanto, no sólo consiguen que ocupen un espacio en el imaginario colectivo, sino que en base a ese círculo vicioso deshonesto manipulan las encuestas.
Que “la Asamblea no ha cubierto las expectativas del pueblo”, es una premisa que vienen diciendo desde antes de las elecciones del 30 de septiembre pasado.
Por esos días, varios programas, en distintos canales, coreaban: “la Asamblea no será una panacea para los problemas del país”. Efectivamente, tenían razón. No era la cura para todos los males (pobreza, insalubridad, analfabetismo, racismo, migración, etc) que durante los años de vida republicana han ido sumándose.
La tarea que se encargaba era la de estructurar los lineamientos de la vida política, social, económica del Estado. Tarea que hasta ahora parecen no entender algunos comunicadores, como la de RTU.
Otro ejemplo: “Según sondeo Presidente de Ecuador no ganaría eventual referéndum electoral”, titula la página electrónica www.elobservador.rctv.net, de Caracas. Sin embargo, en el desarrollo de la información, presentan las encuestas de Cedatos-Gallup, que dan al sí un 37% y al no un 31%. El titular, evidentemente, no corresponde a los datos en los que debería sustentarse.
Pues si bien el 37% no es suficiente para ganar el referéndum, sí es superior al porcentaje que optaría por el no. Además que hay una población indecisa importante (del 30%), que no es considerada en el citado medio.
Si la página electrónica en cuestión quisiese ser menos irresponsable y deshonesta con sus lectores podría titular por último “Según sondeo, referéndum ecuatoriano alcanza apenas el 37% de aceptación”. Ese “apenas”, tendría también un mensaje, por eso digo “por último”.
Por otra parte, el uso de la negación en los titulares también da cuenta de una clara intencionalidad. El “no” remite inmediatamente a algo negativo, malo, sin futuro. Como si en el fondo quisieran que el proceso fracase.
Los editores y editoras de medios están conscientes de la influencia de los encabezados y la aprovechan. Se ha comprobado que al final de la lectura lo que va a retener la media de la población son los titulares; y que alrededor del 10%, las cifras. Pero ¿qué hay de aquéllos que no leen el cuerpo de la noticia y se quedan sólo con lo primero? ¿Dónde quedan sus derechos a estar informados?
Estos vicios de los responsables del medio online venezolano, también son muy frecuentes en los de nuestra prensa escrita nacional.
Si el Presidente Rafael Correa no debe hacer campaña por una Constitución que aún no se conoce, como también se dice en los medios de comunicación, deberían esos mismos medios revisar sus manuales de ética, pues el compromiso que tienen con sus audiencias, públicos, oyentes, lectores es de ser consecuentes entre lo que denuncian y lo que producen.
Los medios de comunicación tradicionales tampoco pueden hacer una campaña de desprestigio, con mentiras y manipulación, de un texto que está en construcción.
|
En el Pleno
La Nueva ConstituciónMandatosLeyesAmnistías
|