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Las tres patadas de los chivos expiatorios
Héctor Chiriboga (*)

El editorial del 1 de septiembre de diario El Universo manifiesta que la brutal represión realizada por policías el 16 de agosto en la U. Católica, constituye una violación de los derechos humanos encubierta por el castigo a 2 chivos expiatorios. La sociedad ecuatoriana corre el riesgo, insiste, de profundizar su deformación “…en el irrespeto a los derechos humanos, el encubrimiento y la impunidad”.

Derechos humanos e impunidad son temas básicos en la sociedad ecuatoriana y es importante que un medio como el citado lo considere parte de su agenda. Sin embargo no se puede soslayar el añejo y permanente compromiso de ese medio y otros, con agendas políticas represivas: esos derechos, defendidos hoy vigorosamente, han sido puestos siempre en entredicho por políticos que equiparan su defensa con defensa de delincuentes. El medio en mención nunca ha cuestionado esas interpretaciones. Esa ha sido la manera en que ha educado a la sociedad en un tema tan sensible. Entonces, si la sociedad ecuatoriana se ha formado en ese irrespeto, será porque los medios nunca han tematizado suficientemente el carácter estructural de la contradicción entre esos derechos y las formas de ejercicio del poder político y económico y porque la construcción de las series noticiosas sobre los abusos de la fuerza pública ha recurrido frecuentemente a compadecer a las víctimas y no a cuestionar la institucionalidad que forma, encubre y absuelve violadores de los DD.HH. y los políticos que los secundan.

En el ejemplo del caso Fybeca, lo turbio de la masacre dejó claro el apoyo que las cámaras y el alcalde Nebot, dieron a la policía. El mayor diario hizo coro con su silencio: informó extensamente, pero luego de cuestionar a la fuerza, ubicó a las viudas como víctimas de la fatalidad (¿?), y absolvió a la institución: no se podía cuestionar a la policía por la muerte de unos delincuentes. No pueden hablar ahora a la sociedad de respeto a los DD.HH. cuando no cuestionaron en su momento a los actores políticos que aplaudieron la “mano dura” de los policías asesinos.

La defensa de los DD.HH. por la sociedad y la rendición de cuentas de la policía no vendrán con la denuncia oportunista de 2 patadas y 3 manotazos. Se construirá cuando los ciudadanos pierdan el miedo y el periodismo honesto interrogue inteligentemente y con fuerza al poder.

(*) Héctor Chiriboga
Licenciado en Sociología por la Universidad de Guayaquil (1990), Diplomado en Estudios Amerindios (1994). Docente en la carrera de Comunicación de la U. Católica.
hchiribogalban@yahoo.com
Diario El Telégrafo
Tomada de la edición impresa del 15 de septiembre del 2008

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